Seguramente, el símbolo mas conocido del Congreso de los Diputados son los dos leones de bronce que flanquean la entrada principal del edificio, pero seguramente desconocéis la historia relacionada con el diseño y fabricación de los mismos, que os voy a contar a continuación.
Cuando el Congreso fue inagurado en 1850, el único elemento decorativo que había en la puerta del mismo, eran dos farolas. Sin embargo, los parlamentarios y ciudadanos consideraron que dichas farolas no tenían la solemnidad que el recién inagurado edificio requería, y se procedió a su sustitución. Para ello, se recurrió al escultor Ponciano Ponzano, que propuso decorar la entrada al Congreso con dos leones de largas melenas sentados.
La propuesta de Ponzano fue aceptada, y esculpió dos leones e hizo moldes de yeso sobre los cuales aplicó un revestimiento de pintura de bronce, que fueron colocados sobre un pedestal junto a las farolas en 1851. Solamente un año después de su instalación, los leones mostraban evidentes señales de deterioro debido a la exposición del yeso a la intemperie, por lo que los parlamentarios reclamaron que los leones se realizasen en bronce.
Cuando Ponzano presentó un presupuesto elevado para ello, debido a desavenencias con el gobierno ocasionadas por la falta de ciertos pagos, se contrató a José Bellver (no confundir con Ricardo Bellver, el escultor del famoso Ángel Caído del Retiro), que tras un año de trabajo presentó dos leones en piedra que no fueron del agrado del gobierno, que los consideró como "mansos gatitos". Estos leones se encuentran en la actualidad en el Jardín de Monforte en la ciudad de Valencia.
Con objeto de resolver la situación, se consultó al ejercito la posibilidad de fundir en bronce, en la fábrica de artillería de Sevilla, los leones de yeso realizados por Ponzano, aunque las discusiones políticas existentes en aquella época hicieron que el proyecto quedase paralizado durante dos años mas.
Finalmente, la reina Isabel II ordenó que los leones de fundieran en Sevilla, sin importar cual fuese el coste de los mismos, llegándose a un acuerdo con Ponzano para que esculpiese dos nuevos leones para su posterior fundido en bronce. Para ello se utilizaron unos cañones de bronce traídos a Sevilla por el general O'Donnell como trofeo conmemorativo por la victoria española en la Guerra con Marruecos, que tuvo lugar entre 1859 y 1860, y que fueron incautados en la batalla de Wad-Rass.
Los leones que estuvieron finalizados en 1865, y pesaron 2668 y 2219 kilogramos, esta vez sí tuvieron el reconocimiento general, aunque su instalación en las puertas del Congreso se pospuso hasta 1872 debido a discusiones entre los políticos, ya que algunos de ellos argumentaron que colocar unos leones realizados con el botín de una guerra imperialista era contrario a sus ideales y no parecía digno que flanquearan la entrada de un edificio que representaba ideales democráticos. Las disputas fueron tan encarnizadas que en un momento se barajó la posibilidad de vender los leones.
Finalmente, tras siete años de negociaciones y gracias al buen oficio del pintor Federico Madrazo y del parlamentario Marqués de Cubas, los políticos llegaron a un acuerdo y los leones fueron situados en su ubicación actual.
Por cierto, los leones reciben los nombres de Daoíz y Velarde, aunque también se les conoce como Benavides y Malospelos.
¡Espero que os haya resultado interesante!
Fuente:
"Madrid Oculto. Edición especial" de Marco & Peter Besas de la editorial La Librería, capítulo "Los leones que no gustaban a nadie".
Sabía que los leones se hicieron con unos cañones de la guerra de Marruecos, como se indica en el pedestal de uno de ellos. Sin embargo, desconocía totalmente la historia completa con la que nos has ilustrado. Muchas gracias.
ResponderEliminarSí, la historia es así de real y yo dejo mi granito de arena. Mis antepasados fueron los encargados de fundir en sus instalaciones los cañones famosos para fabricar los leones. Me ha alegrado mucho leer este artículo.
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